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Bestias entre la maleza

El día marchaba bien en nuestra salida por Coto Cuadros, todo hacia presagiar una vuelta al coche sin mayores sobresaltos. Zamarro2 observó una ligera senda algo tomada por la maleza, que le llamaba cual sirena a barco repleto de marineros. La oferta fue irrechazable. Con un “Vamos que por aquí recortamos” se convenció al resto del personal. El paisaje era de película, una estrecha senda abrazada por la espesa maleza existente que rozaba nuestras sufridas piernas. Pronto ese camino que parecía idílico se convirtió en el mayor campo de batalla al que jamás se enfrentaron los zamarros. A pocos metros apareció un cardo de increíbles dimensiones, según cuentan los lugareños alzaba más de 50 metros del suelo, tras un es gran escorzo zamarro2 consiguió enseñarles a sus compañeros el camino para evitar la temida planta. El camino se estrechaba, la espesura nos rodeaba, apenas una visión túnel nos permitía seguir por el camino. Sin duda, hacia mucho tiempo que nadie había pasado por allí. Las gotas de sudor, mezcla de esfuerzo y ansiedad, comenzaron a brotar de nuestras glándulas sudoríparas. Ríos de sudor recorrían nuestros cuerpos. Miramos al horizonte, un rayo de luz se atisbaba al final del trayecto, todo eran sonrisas, pero a nuestro paso volvió a salir otro cardo de increíbles dimensiones, apunto estuvimos de perder a varios componentes pero los sufridos zamarros consiguieron salir airosos del tal envite. Conseguimos alcanzar la salida de ese horrible recorrido, el esfuerzo fue supremo, estábamos agotados. A propuesta de zamarro3 paramos para hacer un descansillo y recuperar fuerzas. Entre risas y comentarios de la aventura recién acaecida, zamarro2 observó como un ser del mismo tamaño que una mosca cojonera común, andaba por su pierna izquierda. Un primer intento de quitarse ese bicho no fue suficiente, se había agarrado bien el jodío. ¡Joder como se agarra el jodío!-exclamo el afectado. Miró al bicharraco a los ojos, este le miró con ojillos llorosos mientras intentaba succionarle toda la sangre de su cuerpo. A pesar de la cara de lastima del bicho, zamarro2 no tuvo compasión y se zafó de esa horrible bestia. 
Z2: ¡ostia! Pero si tengo más! (se contaban por miles….puede que exagere un poco).
Z1: Coño! Pero si son garrapatas! Yo también tengo.(Siempre ha sido muy envidioso).
Z3: Ostia..ostia…ostia……ostia…….(solo acertó a decir eso, pero el también tenia).
Tras una heroica lucha los zamarros, muy debilitados por la sangre derramada y la batalla, montaron en sus maquinas y salieron por patas del lugar. A pesar de una persecución policíaca por parte de las temidas garrapatas, los zamarros consiguieron darles esquinazo y escapar. Una vez más, los componentes del grupo consiguieron llegar sanos y salvos del campo de batalla. Contagiados? Gripe garrapata?quien sabe..por ahora no ha mutado nadie..que sepamos…   


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